Fermata Terra (Parada Tierra) es el título que hemos elegido para esta publicación especial, una recopilación de textos pensados para acompañar el recorrido por el Pabellón de Italia. Es nuestra contribución a la Storia della Notte e Destino delle Comete (Historia de la Noche y Destino de los Cometas), título y punto de partida de la obra-viaje del artista Gian Maria Tosatti, concebida para los espacios de las Tese delle Vergini en el Arsenale y comisariada por Eugenio Viola. Los dos títulos juntos conforman una historia, una geografía, una cosmología ampliada que creemos que puede ser abarcada a través del arte, la reflexión, la confrontación y la responsabilidad que le debemos al planeta.
Esta publicación renueva la colaboración de Il Giornale dell’Arte con el Ministerio de Cultura y la Dirección General de la Creatividad Contemporánea; atestigua y reafirma la atención que siempre hemos dedicado a la Exposición Internacional de la Bienal de Venecia, y da cuerpo a nuestro compromiso con el panorama artístico italiano y sus jóvenes generaciones. Fermata Terra restituye este espíritu al espacio de la lectura bajo la forma de un libro-sitio, un libro que me gusta considerar como un lugar propio y verdadero, brillante en nuestras pantallas y abierto a la posibilidad de acoger otras voces. Libro, sitio, lugar y discurso, Fermata Terra representa para la Società Editrice Allemandi una nueva oportunidad para experimentar con nuevos formatos y para entrecruzar el tono de las voces y los registros del artículo, de la entrevista, del ensayo histórico y teórico, entrelazándolos con un rico bagaje visual.
A la instalación medioambiental de Gian Maria Tosatti, construida como «relato simbólico del auge y la caída del sueño industrial italiano», hemos respondido con una constelación ecológica, dibujada por la pluralidad de posiciones que los autores y autoras de esta recopilación expresan en los ámbitos de la historia, la literatura y el arte, la filosofía y la economía, la geografía y la política.
Lo que claramente emerge es una llamada al razonamiento compartido, la necesidad de una «ecología de las relaciones», según la expresión de Tiziana Villani en conversación con Matthew Gandy, profesor, arbólogo y teórico del «pluriverso ecológico». Los ensayos y conversaciones de Fermata Terra están poblados de cuerpos, de detritus y de Eternit, el «polvo malo». Están habitados por árboles y mariposas, por el ojo del caracol de Carlo Levi y por las luciérnagas que Pier Paolo Pasolini habría cambiado gustosamente por todo un Montedison; seres y materiales repensados y redescubiertos por Georges Didi-Huberman mientras intentan «reconstruir en otro lugar su comunidad, su minoría, su destino compartido». Para cerrar esta invitación mía a la lectura, tomo prestada una frase de Achille Bonito Oliva: el arte, nos dice, es una «aventura», «una forma de superar el yo creativo singular del artista en sí mismo y de afirmar un “nosotros”; es un reconocimiento colectivo que de alguna manera permite al gran público de la Bienal tomar conciencia de cómo el arte habla sobre todos».